domingo, 21 de agosto de 2011

ORGANIZACIÓN ARMÓNICA DE LA DIETA Y CALIDAD DE VIDA.


    Comer es una de las tres acciones principales de todo mamifero para perpetuar su cuerpo, no obstante aunque secunda-riamente cumple con esta funcion, el papel primordial que le damos es como accion placentera, similar a lo que hacemos con la bebida, con el tabaco, con las drogas, con el trabajo, etc...
  Nos hemos olvidado que comer adecuadamente mejora las funciones organicas de nuestro cuerpo y por lo tanto permite aumentar la capacidad de reaccion tanto fisica como mental.
    Asi que comer bien no esta en funcion de una moda o de una aspiracion estetica sino que cumple con una necesidad obligada fisiologica.
     Siempre que nos planteamos hacer una dieta, lo hacemos bien con un objetivo muy concreto (perder o ganar peso, aumentar la masa muscular, etc.)  o bien ante una actividad o situación específica (deporte, embarazo, ante una operación quirúrgica, etc.). Pero no solo en estas situaciones se debe realizar una dieta. Una dieta es una forma de organizar los alimentos en funcion de un objetivo, ya sea saludable o no. Asi que podemos hablar de dietas bien o mal estructuradas, eficaces o ineficaces y de dietas saludables o carenciales.
      La alimentación debería ser una actividad cotidiana, pensada, reflexionada y planificada de acuerdo a las necesidades nutricionales de nuestro organismo. No hacerlo así implica que aparezcan estados carenciales y como consecuencia enfermedades o factores incidentes en enfermedades habituales. Alimentarse de una forma anárquica o tradicional, suele alejarse de la realidad fisiológica de cada uno y de la etapa histórico-social en la que vivimos. 
     En la actualidad, la base alimentaria del español no se diferencia mucho de la que se seguía en la época de la posguerra, donde a falta de carne y pescado, se complementaban los cereales y las legumbres para conseguir un plato con un nivel proteico adecuado. Sin embargo, aunque hoy ya ha desaparecido esa situación de carencia alimentaria, se siguen comiendo los mismos platos pero además añadiendo un segundo plato proteico, con lo que es como si comiéramos doblemente. Esto hace que abusemos de las proteínas y grasas y como consecuencia del aporte energético.
     Además de lo anterior, la información indiscriminada, subjetiva y desordenada sobre alimentación de los medios de comunicación, y del bombardeo de dietas y platos mezclando lo gastronómico con lo nutricional han provocado un “caos desinformativo” sobre alimentación en la población.
      Las referencias sobre las proporciones y requerimientos nutricionales están más que expresadas por organismos oficiales internacionales y nacionales que tienen relación directa con la alimentación, como por ejemplo la OMS (Organización Mundial de la Salud). Pero este ideario no es una referencia clara para la población española y por lo tanto sin referencias claras todo es posible, generándose mitos y medias verdades que confunden al ciudadano. Ejemplificando, podemos preguntarnos porque la OMS recomienda 5 piezas de fruta al día, quizás puede pensarse que debido a intereses particulares o modas al uso; pero no es así, por el contrario, tienen un fundamento científico, un fundamento fisiológico y un fundamento de salud.
      A la hora de plantearnos una dieta tenemos que tener en cuenta no solo los requerimientos nutricionales, su proporción y la base alimentaria, sino además la forma armónica de organizar la ingesta, es decir, no es lo mismo desayunar o cenar, que no hacerlo; no es lo mismo hacer cinco comidas que tres, ni comer un día mucho hidrato de carbono y  otro proteína.
      La dieta en el organismo produce consecuencias. Si hay una modificación permanente de nuestros hábitos alimentarios el metabolismo se altera y esto provoca una compensación permanente de los órganos internos.  Compensar es arreglar una situación a corto plazo y generar una disfunción a la larga, así toda modificación de la base alimentaria provoca a la larga una disfunción orgánica. Ejemplificando si en la ingesta diaria yo no ingiero el calcio necesario, el que necesita el organismo para generar la contracción muscular para el buen funcionamiento cardíaco o para funciones neuronales, este tendrá que compensar esa situación extrayendo el calcio necesario del hueso y por lo tanto generando un problema a futuro en el sistema óseo.
      Comer debería ser un hecho armónico en primavera, verano, otoño e invierno, en cualquier día de la semana, a cualquier hora o en cualquier lugar del mundo. Por ello hay que trabajar por organizar nuestra dieta racionalmente y facilitar una educación alimentaria a todos los sectores de la población, ya que “Alimentarse bien genera una mayor calidad de vida”.
José Joaquín Martínez