LA CULTURA DE LA IMAGEN Y EL CULTO AL CUERPO

           En el pasado siglo, en la década de los 80, se nos presentó un concepto muy relevante, “la cultura de la imagen” y “el culto al cuerpo”. Pero contradictoriamente lo que se ha producido, a partir de este momento, es un aumento de la obesidad y se ha llegado a rendir culto a la delgadez.

            En una reciente encuesta realizada en EE.UU a 30.000 personas, publicada en el “Psichology Today”, destaca que un 93% de las mujeres y un 82% de los varones encuestados están preocupados por su apariencia física.

            Esta variable no es un problema cuando uno es consciente de sus limitaciones y sabe aprender a mejorar y organiza este trabajo personal dentro de un proyecto temporal y real. Mejorar la apariencia física no tiene porque salirse de la tendencia evolutiva que tiene todo ser viviente a mejorar sus condiciones.

            Entonces ¿Dónde radica el problema?.

            Existe una exigencia social y cultural que empuja al individuo a realizar determinadas actividades. Esta exigencia te dice: “no debes engordar”, pero no te explica como hacerlo. Uno entonces se deja orientar por todos los modelos que se va encontrando a cada paso. Así uno decide por ejemplo probar la dieta de la alcachofa que aparece en una revista, o la dieta de sirope de sabia que le comenta un buen intencionado comerciante, o la de la fresa que le fue muy bien a mi vecina.

            Uno hace eso, aguijoneado por esa exigencia, pero en su elección se olvida que esta jugando con su cuerpo, con su salud y con su vida. Uno puede hacer ensayos con una maquina, con una planta, e incluso con un animal, pero desde luego debería plantearse uno respeto a la vida humana.

            “El cuerpo es un maravilloso instrumento para expresarte en el mundo”. “Cuídalo para que esté a tu servicio y oriéntate solamente por las opiniones de los sabios”. “Si no consideras a tu cuerpo como el amigo más próximo, él entristece y se enferma”