lunes, 25 de abril de 2011

NUTRICIÓN Y DEPORTE

             La relación entre ambos conceptos no es solamente un hecho habitual, sino que es esencial. Es una relación íntima, porque los dos influyen directamente en la salud y la estética corporal.

            Cuidar la alimentación, practicar de forma regular deporte, abandonar hábitos perjudiciales y disponer de tiempo libre para uno mismo son algunos de los propósitos que nos planteamos al iniciar un nuevo año. Y es así porque de verdad nos importa nuestra calidad de vida y nuestra salud.

            Entrenadores y deportistas saben que una alimentación adecuada permite optimizar el rendimiento físico y retrasar la fatiga. La dieta ha de ser equilibrada y ajustada a las necesidades de cada deportista, al tipo y duración del ejercicio, al momento (entrenamiento, competición y recuperación) y a las condiciones en que se realiza.

            El ejercicio tiene una influencia cuantitativa en el consumo energético. El mantenimiento del peso corporal se basa en el equilibrio del aporte energético con el gasto energético total (GEB+ETA+GAF). En realidad el ejercicio puede influir en ambos lados, tanto aumentando el gasto como disminuyendo el aporte:

  • Efecto sobre la ingesta.-

El aumento del apetito inducido por el ejercicio no genera un aumento en la ingesta calórica. Las investigaciones con ratas demostraron una pérdida del peso en niveles bajos del ejercicio y un mantenimiento del peso en ejercicios más intensos. Los estudios con humanos indicaron  que los normopeso incrementaron su aporte calórico de forma que mantuvieron su peso, mientras los sobrepesos no compensaban con una mayor ingesta las pérdidas energéticas secundarias al ejercicio.

  • Efecto sobre el gasto energético basal.-

El GEB  depende fundamentalmente de la masa magra, luego el efecto del ejercicio sobre el GEB condicionará los cambios en la composición corporal. Preservará la masa magra incidiendo directamente sobre la masa grasa.

  • Efecto sobre el efecto térmico de los alimentos.-

La realización de un ejercicio físico puede aumentar el efecto térmico de los alimentos ingeridos antes, durante o después de dicho ejercicio.

  • Gasto energético generado por la propia actividad física.-

La actividad física estructurada aumenta el gasto energético durante su realización, e incluso, mantiene elevado el GEB posteriormente al ejercicio desde unos minutos hasta 24 horas.

  • Efecto sobre la composición corporal.-

Los últimos estudios realizados sobre la materia han puesto de manifiesto que el ejercicio físico, sin una dieta acompañante, no produce unos cambios sustanciales en el peso o en la composición corporal. La perdida global de peso seria discreta, existiendo una perdida moderada de masa grasa y un aumento pequeño o moderado de masa magra. Oscilaría la perdida solo por ejercicio entre 10 g a 90 g semanales del peso total y de 20 a 130 g de masa grasa semanales. Mientras que la perdida solo por una dieta hipocalórica  se produciría una reducción del peso de un 1% semanal en el que el 75 % seria de masa grasa y el 25% de masa magra. El ejercicio, por tanto, podría influir conservando la masa magra y favoreciendo una perdida predominante de masa grasa.

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